Por Estela Antinao*
La pandemia Covid-19 ha puesto en desvelo una lista de desigualdades ya existentes, a lo largo de este tiempo en el marco del ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio) el mundo entero ha sido sacudido por diversos cambios, entre ellos cuestiones de desigualdades sociales, que vuelvo a reforzar “ya existían” solo que en contexto se visibilizaron aún más.
Siguiendo esta línea quiero hacer una pequeña reflexión sobre este particular contexto, que sin duda ha atravesado mi vida también, ¿Qué es ser mujer en contextos turbulentos? ¿Qué implica serlo?
Me refiero a los roles que se nos han asignado históricamente por el hecho de ser mujer y el confinamiento no ha hecho nada mas que acrecentar estas desigualdades hacia nosotras. Esta crisis ha afectado a las mujeres de una forma relevante, en varias dimensiones, en primer lugar; en las tareas de cuidados son las mujeres quienes cargan con la mayor parte de las tareas domésticas y con el cuidado de los hijos y las personas dependientes.
Los aportes de la Economía Feminista han demostrado cómo aquellas tareas que permiten la reproducción de la vida cotidiana y son presentadas de manera “natural”, como propias de la naturaleza de las mujeres, lo que a su vez sostienen la dinámica familiar, resultan de un trabajo no remunerado y además permiten sostener la dinámica del capitalismo.
Es decir, tal como lo sostiene Silvia Federici (1971), preparar alimentos, lavar, dar sustento afectivo, organizar la economía familiar, entre otras tareas, además de no ser labores naturales de las mujeres resultan un trabajo no formalizado.
Puedo afirmar, por tanto, que la situación de emergencia sanitaria ha traído menos empleo y aumentando el trabajo en casa para las mujeres y las previsiones apuntan que su situación laboral no mejorará con el levantamiento de las medidas de aislamientos ya que su reincorporación al mercado laboral será más tardía que la de los hombres.
La siguiente imagen que les comparto se enmarca en el proceso de intervención preprofesional que vengo realizando en el presente año junto a dos compañeras, en Cooperativa La Esperanza (Barrio Cerro Norte- Córdoba), dicha intervención se vio atravesada por la pandemia, sin embargo hemos podido consolidar nuestro proceso de manera virtual, nuestra lectura se focaliza en la temática Mujer y Trabajo en sentidos de significaciones en tanto pertenencia a la economía popular y la problematización de la dinámica del trabajo, es por ello que también he traído esta reflexión.
Para finalizar considero que los crueles momentos vividos en los últimos meses deben servirnos para levantarnos con más fuerza y afrontar esta crisis como una oportunidad para repensar el futuro, por una sociedad más justa e igualitaria, lo que particularmente me lleva a repensar un proceso continuo de cuestionamiento de nuestras futuras intervenciones, como profesionales y un replanteamiento de las estrategias de acción.
*Estudiante de 5° año de la Licenciatura en Trabajo Social – FCS