El recorrido de lecturas que se recuperan en esta sección señala una preocupación insistente por el modo en que las emociones, y en especial aquellas que giran en torno al miedo, afectan nuestra existencia en los derroteros recientes. Desde el estallido impredecible y global del Covid-19, las expresiones del temor, el pánico y la paranoia han cobrado una dimensión expansiva, tanto en los debates intelectuales y mediáticos, como en el propio acontecer de nuestras cotidianeidades. Se trata de una pregunta por el papel de las emociones que importa a las ciencias sociales, por la manera en que la socialización del miedo y su repercusión discursiva pone en crisis nuestras formas de relacionarnos, de pensarnos como sujetos y de tratar con el mundo.
Leídos en conjunto, los textos reunidos en este apartado se organizan en torno a disquisiciones que interpelan esas fronteras indefinidas entre lo individual y lo colectivo, oscilando entre una respuesta ante el peligro que nos moviliza y un alarmismo irracional que paraliza. Precisamente por su ambivalencia, el miedo corre siempre de desbordarse, mostrando la fragilidad de los contratos sociales y persiguiendo culpables en quienes canalizar las angustias y ansiedades, porque esta emoción, como bien advierten algunos estudiosos, ansía encarnarse. Se trata de una complejidad que no puede pensarse fuera de una intensa memoria cultural que reactiva mitologías del peligro, las cuales anidan en otros estadios oscuros donde las pandemias, las guerras y las hambrunas agobiaron a la humanidad. Pero, también, de formas de percibir y vivenciar los temores que han sido alentadas por el arte y esas narrativas culturales que nos han advertido sobre peligros inminentes, que no pudimos o no supimos ver. En tal sentido, el trayecto seleccionado aquí encierra la promesa de múltiples reflexiones sobre estas tensiones, acercando un estado de la cuestión para comenzar a interrogarnos por los afectos en tiempos de pandemia.