El barrio como lugar de encuentro e integración social

Volver

Por Carlos Gonzalo Cámara

A partir de la propuesta de participar en una producción colectiva sobre “La ciudad que queremos”, situada en Córdoba, me permito evocar algunos lugares emblemáticos para muchas generaciones de cordobeses. El disparador que me motivo se encuentra vinculado a un espacio social atravesado por múltiples procesos económicos, políticos, sociales, culturales e históricos que, supongo, muchos de nosotros conocimos y transitamos en algún momento de nuestra vida.

En ese sentido, decidí seleccionar como un aspecto para el abordaje el factor económico representado por las empresas desarrollistas en el ámbito inmobiliario. Aquí, cercano en el tiempo, por el año 2010 la empresa Euromayor demolió la antigua chimenea de la cervecería córdoba que se encuentra ¿detrás o frente?, en todo caso acompañaba, al estadio de futbol del Club Atlético Belgrano. Esta demolición significo mucho más que una explosión de ladrillos; ya que representaba un símbolo de la industria cordobesa, que si bien había cerrado en el año 1998, rondaba el imaginario colectivo de los actores sociales que tomaron las banderas de antiguas luchas laborales reconfigurando nuevas demandas en torno a la defensa patrimonial del barrio Alberdi.

Otro caso paradigmático, del mismo barrio, es del viejo cine moderno o teatro colon, también, conocido como la piojera. Este espacio cultural sufrió los embates neoliberales que pregonaban nuevas formas de consumos culturales y terminó por convertirse en la estructura edilicia que albergaba una iglesia evangélica. Tras ser expropiado el inmueble por la municipalidad las organizaciones sociales crearon a través de la acción colectiva las condiciones de posibilidad de conformarse como actores decisivos en la construcción de una gestión participativa del espacio cultural reconquistado.

Para ir finalizando, me gustaría mencionar como un ejemplo el caso del shopping center patio olmos. Esta superficie comercial se apropió de un lugar neurálgico en la ciudad que estaba habitado por una escuela pública con todo lo que ella significa.

No es mi intención hacer más extenso esta participación, mi objeto es remarcar el avance de las empresas desarrollistas sobre tres lugares hitos que representan para mi tres dimensiones esenciales de la ciudad que quiero habitar. Es decir, la industria local (en su momento) como fuente de trabajo para los habitantes del barrio, el espacio cultural como punto de encuentro e interacción para el desarrollo de las personas y la educación pública como baluarte y bandera inclaudicable de integración y pensamiento crítico.