La fuerza del dinero

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Por Maria Sol Alercia1

Para comenzar explicaré brevemente lo que puedo observar y que además me molesta de lo que ha sucedido y está sucediendo en la ciudad, con respecto al desarrollo del capitalismo neoliberal.

La ciudad que me gustaría, sería en la que todos podamos gozar de las mismas o por lo menos, similares formas de vivir.

Al mirar la imagen, y al juntar mi deseo, me doy cuenta que me gustaría que dejara de suceder ese ciclo sin fin en el que vivimos, donde un puñado de personas, que por poseer grandes cantidades de capital pueda o tenga el derecho sobre el destino de los ciudadanos. Donde con su afán de querer hacer sus negocios al invertir en tierras, construir y vender esos nuevos bloques de casas, departamentos de lujos exclusivos, marcan significativamente la vida de otras personas.

No solo muestran el poder que tienen por tener dinero, ya que por medio de acuerdos con el gobierno de la ciudad, desplazan a miles de personas que habitan en una zona determinada para construir los barrios privados, provocando, en muchos casos, que los mismos ciudadanos se enfrenten (policías y civiles), además y una de las cuestiones más feas, quizá desde mi punto de vista, es que en la televisión lo venden como algo lindo (se está “embelleciendo la ciudad”, dicen algunos) y la gente ignorante de lo que sucede realmente, lo cree.

El nuevo barrio cerrado o country es vendido y elegido por tener una seguridad casi 100% garantizada, pero como muchos sabemos, son a veces los mismos capitalistas de la ciudad los más corruptos, y si no fuese así, no harían lo que hacen con los hogares de muchas personas y la forma violenta de despojarlas de ahí.

Ahora, teniendo en cuenta mis anteriores palabras, mi ciudad ideal no sería una copia como las que hay en los países del primer mundo, porque estas no están libres de tales procesos, incluso me atrevería a decir que es peor. Sería, más bien, donde no haya muros que nos dividan, y por ende, no se den procesos de desplazamiento forzado de personas. Donde los habitantes de la ciudad puedan gozar de las necesidades básicas, puedan tener el derecho a la vivienda, sin la incertidumbre de cuándo serán movidos de su espacio. Donde la educación y el acceso a la salud sean iguales para todos. Que cada persona tenga en su hogar lo que es indispensable, cocina, dormitorios, baño, gas, cloacas, entre otras cosas. Especialmente que los habitantes de esta ciudad ficticia, no sean clasificadas por su clase social, y marginados por eso. Que se termine la propaganda de una ciudad más linda y un lugar más seguro, para así con esto dejar de desprestigiar a los que quedan fuera de los barrios cerrados. Principalmente la ciudad utópica sería donde todos fuésemos trabajadores, algunos con más otros con menos, pero que dejarán de existir esas personas dueñas de tanto capital, las cuales realizan estos procesos nocivos para muchos ciudadanos por su afán de lucro, que al fin y al cabo son las que manejan a la mayoría. En fin en mi ciudad no existiría la frase “el dinero mueve el mundo”.

1 Estudiante de la carrera de Licenciatura en Sociologìa de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNC