También seremos la generación de las Colaciones virtuales

Volver a En primera persona

 

Por Daniela Coseani*

¿Ustedes cómo leen? ¿Cambió su forma de leer en estas épocas? A mí me cuesta mucho concentrarme, voy y vengo con varias pestañas abiertas: youtube, gmail, whatsapp web, pdf de textos pendientes, el mail del trabajo, drives con informes y fichas. Les invito a leerme así, en esta mezcla de cosas que somos, que más desordenada está en momentos de aislamiento social y cuidados colectivos.

“Movimiento Social El Deseo” – Sara Hebe

 

Algunxs miran, otrxs publican, todxs estamos haciendo, dice esta torta combativa. Hace poco me enteré que el autor ese que todes amamos y leemos -hasta fuimos a verlo cual groupies de la ñoñes cuando vino a Córdoba- se había apropiado de una categoría desarrollada por una feminista, obvio sin nombrarla. Bueno, la verdad no es ninguna novedad, ya nos había pasado con el clásico francés que no podemos evitar citar en cualquier texto de sociales. Pero no vengo a hablar de las cancelaciones. La cuestión es que a raíz de esa autora y su categoría gore –para les curioses que no se enteraron de la noticia, porque pasó bastante desapercibida, ella es Sayak Valencia, y pueden googlear el resto- me llevó a una publicación que arenga ‘A escribir, hermana’; reconociendo que las mujeres y personas feminizadas tenemos algunas desventajas en la producción académica. Ya muchos artículos hay sobre cuidados, tareas domésticas y desigualdades de género en pandemia, ya sabemos que hacer cualquier cosa desde casa, es para nosotras una travesía. La publicación me llevó a una imagen, y esa imagen a un meme. Si, porque también somos la generación del meme.

Algunxs miran, otrxs publican, todxs estamos haciendo. Todo tiene que ver con todo. ¿A qué venía esto? ¡Ah, claro! Al feminismo. En la carta que escribimos para la colación, decimos: “Somos egresades de la universidad pública, somos herederas y herederos de la reforma del 18, del Cordobazo, de les 30.400 compañeres desaparecides en la dictadura militar, de la juventud insurrecta del 2001. Llevamos en nuestra sangre la memoria de los más de 500 años de resistencia nuestramericana y de quienes lucharon por la liberación de nuestros pueblos. Somos les nietes de las brujas que no pudieron quemar, y de las locas de la plaza que nunca, nunca pudieron callar. Somos parte de la juventud que se rebela y se organiza, somos protagonistas de un movimiento feminista que nos está cambiando la vida. Agradecemos infinitamente a las memorias colectivas que nos hicieron ser lo que somos y nos permitieron llegar hasta acá.

Después de sucesivos mails, finalmente se confirma: la colación será virtual. Nos van a pasar un link, en el que tenemos que estar, nos toman asistencia, y va a haber otro link para todes quienes quieran vernos y estar, virtualmente ahí, acompañando. Virtual es una palabra que nunca pensamos que íbamos a repetir tanto, ¿no? Ya está: el momento que tanto esperamos será a través de meet, esa plataforma que todes tuvimos que aprender a usar en cuestión de días, y ahora nos parece tan común y práctica. Cambiamos el ‘dale, paso por tu casa’ al ‘hagamos un meet el finde´. No sé si todes saben, pero vamos a fiestas por zoom. Si. ¿No decía ya la frase feminista ‘Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa’? Bueno, parece que seremos la generación que baila hasta en el fin del mundo, si me permiten el pesimismo existencial.

Se confirma el día, recibo la foto con la noticia de que los títulos ya están en la facu, a la espera del mecanismo que se defina para encontrar las manos de cuyos nombres portan.
La primera sensación creo que fue alegría: ver mi nombre en el papel que certifica tantos años de aprendizajes. Aunque en realidad sea eso, un papel. Para quienes somos primera generación de nuestras familias en acceder a la Universidad Pública ese papelito genera una sensación extra: el orgullo, la emoción de tamaña azaña, y la alegría de la responsabilidad que conlleva. De ninguna manera es para nosotres un logro individual. Es un sueño colectivo, y una conquista, claro.

Y después, inmediatamente otro sentimiento aflora: una especie de decepción, de angustia, de vacío. De tener ganas de abrazar a muchísima gente, y saber que no vamos a poder hacerlo.
He ido a muchas colaciones, debo decirlo, me gustan los actos universitarios, los de la facu mucho más; están cargados de tanto simbolismo, tanta emoción, tantas historias. Vi compañeres, amigues recibir sus títulos, leer el discurso de agradecimiento, el abrazo con la Decana, la Secretaria Académica y las profes que han sido refugio todos estos años, la foto con la sonrisa enorme que insinúa ‘listo, mírenme todes, porque acá estoy, llegué’. En cada colación a la que fui no pude evitar mirarme a mí, imaginar la mía, proyectar el llanto de alegría y todo lo que ese momento significa.

Pero no. Yo no voy a vivir esa situación, al menos no de esa manera. Nuestra colación es virtual. Lo sigo repitiendo, como si eso fuera a arrojar alguna novedad, alguna revelación.
Fuimos la generación que vivió los primeros años de la derogación de la contribución estudiantil, de la creación e implementación del Régimen de Estudiantes trabajadores o con personas a cargo, conquistas de un movimiento estudiantil que hizo del tránsito por la Universidad una experiencia de vida única. Somos la generación de la toma del Pabellón Argentina y del Hospital de Clínicas en un intento por defender la democracia universitaria, vimos cómo a fuerza de policías y a puertas cerradas, unos cuantos levantando la mano aprobaron la reforma más injusta de los últimos años. Somos la generación que entró a una Escuelita llena de amor y cercanía en cada pasillo, mates compartidos en cada aula; y protagonistas de la creación de una Facultad que sigue teniendo los abrazos, los mates y el calor de haber sido y ser un hogar más, donde probablemente hayamos pasado más horas que en nuestras casas.
Hoy también somos la generación que por primera vez en la historia, en el marco de una pandemia y una crisis sanitaria mundial, recibe su título en una colación virtual.

Me tomo el atrevimiento de volver a citar acá algunas palabras del documento que hicimos entre varies compañeres, el discurso que cada año se lee en el acto, nosotres lo convertimos en carta, en agradecimiento escrito. Palabras que intentan acompañarnos en estos momentos y hacernos volver a pasar por el corazón tanto amor compartido todos estos años:
“Sin dudas, ingresar, permanecer y egresar de la Universidad Pública no es un proceso lineal ni sencillo; implica avances y retrocesos, momentos de alegría y tristeza, conquistas y derrotas colectivas.”

“Juguetes Perdidos” – Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota

Se hizo la colación de manera virtual. Y fue rarísimo. El acto fue corto, ‘¡claro! –me dijo mi mamá- es que no fueron subiendo de a uno a recibir el título’. Se sintió corto. En ningún momento nos vimos todes, de hecho, algunes hasta creo que no pudieron activar la cámara. Si los audios: escuchar las voces comprometiéndose fue, de los sonidos más potentes de los últimos meses.
Nos fuimos desconectando de a poco, y listo… ¿y listo? una sensación de vacio… ¿ya está? cortamos la llamada, y volvemos a responder mensajes, mails, ¿retomamos nuestros trabajos?

Las celebraciones además de ser un acto protocolar, generan sensaciones. El prepararse, elegir qué ropa usar, preparar el mate, elegir el lugar de la casa con menos ruido y mejor fondo. No podemos decir que esta celebración no haya tenido eso. Pero si faltó algo. El comentario con la compañera de al lado –que lo hicimos, si, pero otra vez, en la virtualidad, por mensajitos de whatsapp y fotos en historias de instagram-, ver las sonrisas gigantes de orgullo, los dedos en V para las fotos, los puños en alto, los abrazos interminables. Faltó. No podemos negarlo. Y en parte eso da tristeza, angustia. No dejemos que esto pase, sin de verdad vivirlo, que no suceda simplemente como la mayoría de las cosas en la virtualidad. Nos demos el tiempo de sentirlo y reflexionarlo, pasarlo por el corazón, por el cuerpo.
Faltaron los abrazos, las risas, faltó la foto colectiva, el encuentro. Hoy el amor se expresa de otros modos: los del cuidado colectivo. Y eso también genera orgullo. A través de mensajitos, fotos, llamadas, stickers y besos por celular, el amor llega. Y la emoción es inmensa.

La carta de agradecimiento que escribimos entre algunes egresades podrán leerla en la página de Sociales. En resumen agradecemos al Pueblo entero, a la Universidad Pública, a las redes, a las memorias colectivas, al Movimiento Estudiantil y a nosotres por bancarnos todos estos años.
El compromiso sin dudas es más fuerte que nunca. Por la justicia social, los derechos humanos, el feminismo y por la educación pública.
Y para terminar, o pasar a otra pestaña, porque si, porque somos la generación que disfrutó los bosquecitos con las drags, y bailando cumbia, porque somos la generación de las revoluciones disidentes, pero también somos la generación que amamos los campamentos de ingresantes con fogata y guitarreadas, con canciones revolucionarias. Somos prehistoria que tendrá el futuro.

Al final de este viaje en la vida” – Silvio Rodríguez

* Egresada de la Facultad de Ciencias Sociales. Recibió su título de Licenciada en Trabajo Social en la primera Colación de Grados virtual realizada en la FCS el 31 de agosto de 2020.