Volver a Jóvenes en cuarentena
Por Milagros Beltrán*
El 18 de marzo del 2020. Córdoba Capital, Quintas de Argüello.
Mercedes se levanta temprano, se arregla y sale de casa. En las cuadras que camina hasta la parada del bondi, le llama la atención lo vacía que está la calle. Vive en Quintas de Argüello, que no es ningún epicentro de nada. Es un barrio “tranqui” por la zona norte de Córdoba. El Rapipago está cerrado, la entrada del kiosco tapada por un plástico, no circulan casi autos. Le parece raro, le da un poco de gracia. En su momento era gracioso para les jóvenes, nos tomábamos la presencia de este virus con humor. Circulaban memes, nos reíamos de los medios que desinforman a la gente, de las cadenas de whatsapp. Después el virus llegó, y ahí cambió la cosa. Es la única pasajera en el bondi, otra cosa rara porque por lo general siempre tiene que viajar parada hasta su trabajo. Esa mañana twittea “aaaaalll byyyyyyyy myyyyyyyy seeeeeeeelf (en el 82)1“. Haciendo referencia a un clásico interpretado por Celine Dion, riendo sola en el colectivo El chófer hace su recorrido, y Mer baja a los 15 minutos aproximadamente en avenida Gauss. Camina solo unas cuadras hasta la oficina. Es secretaria de un estudio contable. Sus Jefas son dos contadoras bastante simpáticas, que le pidieron ir hoy y trabajar unas horas extras, para ayudarlas a acomodarse antes de tener que cerrar por el aislamiento obligatorio. Ellas seguirán trabajando desde casa, se llevan hasta las impresoras ese día. No lo sabe, pero para Mer va a ser su último día de trabajo. Hace los mandados del día, se queda las horas de más que habían acordado, y a las 16 hs ya terminó su jornada. Le pagan ahí mismo lo que corresponde por horas extra. Mer sigue en periodo de prueba, hace mes y medio que empezó en el estudio. Y le gusta este nuevo trabajo, es el más profesional que ha tenido. Sus Jefas le parecen buena gente, es un espacio cómodo, le pagan bien. No esta registrada laboralmente por ahora pero cree que una vez pasado este tiempo de prueba la pueden registrar. Vuelve a su casa (otra vez en bondi, está vez un poco más lleno) y piensa en que la plata de las horas extra le viene bien, y que menos mal que también cobró el primer mes. Pero con el pasar de los días empieza a sentir un poco de incertidumbre. No sabe cuándo va a volver a trabajar.
12 de abril del 2020. Córdoba capital, Quintas de Argüello.
Mer twittea “Tengo un miedo a que me ghosteen2 del trabajo“. Ella cree que sus Jefas van a pagarle la primera mitad del mes de marzo, son buena gente. Se mantiene en contacto con ellas, les pregunta de vez en cuando si la necesitan, aunque sea desde su casa. Pero el trabajo disminuyó para las contadoras, así que pueden hacer el trabajo que antes hacía Mer. “Antes de que arrancara la cuarentena tuve la suerte de cobrar el mes de febrero, lo cual me vino muy bien porque a mi papa le redujeron el sueldo a la mitad por el mes de marzo, por todo esto”. Su papá trabaja en la Provincia de Mendoza, y a funcionarios públicos allá les recortaron el sueldo en marzo, para destinar esa plata al ministerio de salud y la compra de insumos para la emergencia sanitaria. Mer vive con su mamá, su hermano de 23 años y su hermana gemela. Su hermana justo dejó de trabajar cuando empezó todo esto, porque se le interponían los horarios de su trabajo de moza con los de cursada. Su plan era conseguir otro trabajo, pero en tiempos de covid no es tarea fácil, menos para una estudiante de 20 años. Su mamá había empezado hace poco a trabajar atendiendo un local de ropa, pero también tuvo que frenar. El coronavirus y el aislamiento social obligatorio frenaron un poco todo en esa casa. Sus hermanos continuaron con la facultad de manera online, pero Mer se pasó la primera parte de la cuarentena sin saber mucho que hacer, porque las clases en la Universidad Provincial, donde ella estudia diseño gráfico, siempre arrancan tarde, y más con la dificultad de tener que dar clases virtuales en plena pandemia.
Pasó mucho tiempo dibujando, durmiendo, esperando. Aprendió a usar mejor Ilustrator, un programa que le sirve mucho para la facultad, y dibujo una serie de casitas hermosas en blanco y negro, con unas baldosas minúsculas que le toman horas de hacer, pero las hace perfectas. Es una persona detallista, lo cual venía bien en su trabajo de secretaria, sobre todo a la hora de cargar información y aprender a usar los diferentes programas con los que le pedían trabajar las contadoras.
Con sus 20 años Mer ya tuvo cuatro trabajos. Trabajó de niñera, una vez con una agencia que gestionaba las familias para las que trabajaba, otra vez de niñera de manera independiente, y otra vez como empleada en un lugar de juego y recreación para niñes. Aquel tercer trabajo, lo consiguió a través del programa PPP1. Sobre sus trabajos anteriores, siempre surge una palabra común: informalidad. Los primeros no registrados, y con una paga bajísima, que se le iba en los viajes en colectivo. Y el tercero, si bien mas formal, estuvo lejos de ser mejor. Trabajaba muchísimas horas y no le pagaban lo suficiente. “En el PPP la remuneración era definitivamente muy poca. Fue en el trabajo que más gane plata en el 2018, pero de todas maneras era muy poca, sobre todo comparado al nivel de cansancio y desgaste que me generaba”. Algunas de las tareas que realizaba en aquel trabajo eran de mantenimiento y limpieza, otras veces guiaba y animaba a grupos/ fiestas infantiles. “El PPP, por más de que haya sido en blanco y en una empresa, era muy informal. No consideraban tu vida. Me manejaban los horarios como se les cantaba. Distribuían mis horarios de trabajo de manera diferente cada semana, y era cansador sumandole la facultad”. Decidió renunciar a mediados de mayo del 2018. Les dijo a sus jefes que podía continuar hasta el mes de Junio, para darles tiempo de conseguir a alguien más. Ellos le dijeron que no, que deje de ir, así ellos podrían conseguir a alguien más a través de algún otro programa de la provincia. Ella reclamó entonces por su sueldo de los primeros 15 días de trabajo en el mes de mayo, pero los jefes se desentendieron. Le dijeron que la provincia debería pagarle, que no les correspondía a ellos. Pero ellos informaron al programa PPP que Mer había dejado de trabajar a principios del mes de mayo, no a mediados. Así que nadie pagó por esas dos últimas semanas, que fueron más de 40 horas de trabajo. Mer estaba cansada de trabajar con niñes, con familias de niñes muy buenas pero que le pagaban muy poco, con empresas que la manejaran a ella, su tiempo, su trabajo de una manera que le parecía injusta. Empezar como secretaria en un lugar donde le pagaran los viáticos, donde respetaran sus horarios y pagaran las horas extra era una buena oportunidad para ella. Cuando empezó la cuarentena se imaginó que solo serían 15 días, pero ahora no sabe cuánto va a ser. No sabe cuándo va a volver a trabajar, no sabe cuándo le van a pagar. Esta situación para Mer es familiar, porque ya la experimentó otras veces en sus trabajos anteriores. La incertidumbre, la informalidad, la precariedad aparecen como rasgos comunes en sus posibilidades de trabajo. Pareciera como que hay que acostumbrarse a ello.
Podríamos afirmar que el caso de Mer no es aislado. El desempleo y la precariedad laboral afectan de modo particular a les jóvenes, tanto en Argentina como a nivel mundial. En su Informe Mundial sobre el Empleo Juvenil 2020, la OIT (Organización Internacional del Trabajo señaló al desempleo, informalidad e inactividad de los jóvenes en América Latina y el caribe como un escenario preocupante, que se verá más complicado aún por los efectos del coronavirus. Hay 9,4 millones de jóvenes desempleados, 23 millones no estudian ni trabajan, y más de 30 millones sólo consiguen empleo en condiciones de informalidad. Para 2020, la OIT prevé una tasa de desempleo juvenil del 18%. Aproximadamente el doble de la tasa general y tres veces más que la de los adultos, esto se repite en casi todos los países. “El desempleo es considerado como la punta del iceberg por la OIT, que además destaca la importancia de considerar la alta tasa de informalidad de 62,4% para los jóvenes, 10 puntos porcentuales mayor que la de los adultos. Esto implica que la mayoría de los empleos disponibles para ellos son precarios, con bajos ingresos, sin protección ni derechos.” (OIT:2020)1.
El coronavirus no trajo consigo “nuevos problemas”, sino que exacerbó una serie de crisis que son parte de nuestra vida cotidiana, nos obliga a verlas y las lleva a su límite. El coronavirus y el freno mundial en el cual nos vemos estancades, son producto de un mundo que entraña en sus mismas instituciones, estructuras y sociedades una enorme desigualdad. Y frente a esta exacerbación de crisis, claro está que quienes se vean más afectades, serán aquelles que siempre se vieron más afectades. A Mer hoy le toca esperar, como a tantos otres jóvenes en situación de precariedad laboral o desempleo, que se la pasan esperando, aguantando, acostumbrándose. ¿Y que nos espera después de esto?. Ojala que algo nuevo, ojala que mejor. Ojala puedan repensarse y problematizarse las condiciones laborales de les jóvenes en Córdoba, y a partir de ello surjan nuevas maneras de pensar el trabajo, nuevas formas de legislar y proponer incentivos que garanticen el cumplimiento de derechos y oportunidades.
17 de abril del 2020. Córdoba Capital, Quintas de Argüello.
Mer twittea: “Se acuerdan cuando pensábamos que iban a ser 15 días y no sabíamos lo que íbamos a hacer? Mirenos ahora”.
*Estudiante de la Licenciatura en Ciencia Política en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba. Ayudante alumna en el proyecto de investigación “Jóvenes, educación, trabajo y participación: Estrategias y circuitos de acceso que los jóvenes de sectores populares despliegan en contextos y tiempos de restricciones”.
2“La canción All by myself “ traducida al español es “Completamente solo”. 82 es el número de colectivo de línea.
3. El “Ghosting” es un término actual que refiere a “hacerse el fantasma”, generalmente utilizado para el fin de las relaciones, donde una de las partes desaparece sin decir nada.
4. PPP – Programa de Promoción de Empleo de la Provincia de Córdoba.
5. Informe Mundial sobre Empleo Juvenil. Organización Internacional Del Trabajo. 2020