Por Cecilia Micaela Tapia1
Como bien dice el título “la ciudad que queremos”, para en algún momento alcanzar esa ciudad con características muy distintas a la que nos encontramos actualmente, se tiene que dar desde una acción colectiva, me parece, y por otro lado hay que interpelar el sentido común de la sociedad en la que nos encontramos inmersos. Porque si lo pensamos en términos de infraestructura de nada me sirve derribar un muro, en sentido metafórico, si la fragmentación social va a seguir existiendo. Tiene que ver un cambio social que va más allá.La ciudad de la que formamos parte en este momento, es una ciudad cargada de una gran desigualdad social, como sucede en toda la sociedad argentina y en otros países también.
Pero si no basamos en Córdoba particularmente vemos la segregación social representada en una serie de cuestiones, como ser el anillo de circunvalación que conecta a toda la ciudad y sirve para no tener que “meterse a los barrios” que casualmente son barrios populares, configuración de la ciudad en torno a barrios-ciudad en donde se les otorga a los barrios populares como ser Barrio Ituzaingó, Villa Libertador, etc todo lo que necesiten como ser los CPC, supermercados, etc. para que las personas se mantengan en su zona y no vayan lugares como ser el centro, o precisamente Nueva Córdoba. También cuántas veces hemos ido por ejemplo a la terminal de ómnibus y allí se encontraban personas durmiendo, que no son viajantes precisamente, y una multiplicidad de cuestiones que vemos día a día y que se naturalizan. Naturalizar esto es un pensamiento ligado a la frase “siempre hubo pobres”, como justificación para no hacer nada o al menos quitarse “culpabilidad”.
Buscando imágenes que representen la desigualdad social, con la cual tiene mucho que ver la urbanización, me encontré con esta imagen:
>Me pareció interesante porque representa un límite simbólico, pero un límite al fin y al cabo, que se produce entre las elites y las personas pobres. En donde no importa si los sectores populares no tienen acceso ni siquiera a cuestiones básicas como ser agua, comida, etc. Hay que respetar la propiedad privada y si los tienen lejos mejor porque si no aparece el “fantasma de la inseguridad”. Es lo que claramente se ve con la construcción de countries, en donde podemos apreciar e indignarnos al mismo tiempo la fragmentación social que eso genera.Entonces frente a estas situaciones de injusticia producto del sistema en el que vivimos, hay que fijarse que es lo que podemos aportar para que esta situación cambie, y más siendo futuros sociólogos que me parece que es una de las cuestiones por la que estudiamos la sociedad para lograr un cambio social positivo.
En fin, la ciudad que quiero es una que claramente está caracterizada por la equidad en una pluralidad de sentidos que tienen que ver con lo económico, social, y político. En donde todas las personas tengan acceso a cuestiones básicas como ser agua, alimentación, salud, educación. Es decir, que este lejos de ser la ciudad en la que en un contexto de pandemia mundial en algunos barrios mueran personas por no tener agua para higienizarse como sucedió en el conurbano bonaerense. Una que no esté fragmentada a partir de la marginación de los sectores populares, dividiendo la ciudad en términos de clase. Obviamente desligada de las desigualdades, de género, raza, etc. en la que no se vulneren los derechos humanos.
Todo esto lograrlo teniendo bien en claro cuál es nuestra situación en particular, sin tratar de seguir modelos de sociedades completamente distintas a las nuestras en el sentido contextual, colectivamente. Sin esa idea de meritocracia como progreso tan propia del neoliberalismo, en cambio pensar en términos de generación de oportunidades. Teniendo como fundamentales actores nosotros mismos y el aparato estatal.
1Estudiante de la carrera de Licenciatura en Sociologìa de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNC