Volver a Los Estados de América Latina ante la pandemia
Por Vanesa S. Santoro*
La Agenda 2030 busca promover el desarrollo social, el crecimiento económico y la sostenibilidad a nivel mundial, bajo el principio de no dejar a nadie atrás e introduce, como elemento interesante, la necesidad de actuar en todos los niveles: global, regional, nacional e incluso subnacional y local. La nueva agenda de desarrollo, entonces, marca la hoja de ruta de la gestión local hacia el año 2030, en donde los gobiernos subnacionales tienen el compromiso asumido de movilizar los medios necesarios para su implementación, para contribuir al desarrollo sostenible, alineado a la Agenda 2030. (SANCHEZ – SANTORO, 2020: 1)
Pero ¿qué es la Agenda 2030? En el mes de septiembre del año 2015[1] se aprobó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En este marco, los líderes reconocieron que el mayor desafío mundial es la erradicación de la pobreza, afirmaron que no puede haber desarrollo sostenible alguno sin lograrla, y propusieron un plan de acción a favor de las personas y el planeta mediante el fortalecimiento de la paz universal y el acceso a la justicia. Se encontraron ante la necesidad de promover una nueva agenda concertada del desarrollo, que completara las metas que no habían sido alcanzadas por los ODM[2]. Así, se abrió el debate para la construcción de una nueva agenda, la que incorporó temas como la sostenibilidad del medio ambiente, la inclusión social y el desarrollo económico. El puntapié inicial para la construcción de los ODS lo dio la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible en el año 2012, más conocida como Río+20, en el marco de la cual se estableció el mandato para crear un grupo de trabajo abierto que elaborara un conjunto de objetivos de desarrollo sostenible.
De esta manera, la Agenda 2030 es el resultado de un proceso de negociaciones en el cual convergieron aportes de los distintos sectores: gobierno, academia, sociedad civil organizada, filantropía y empresariado. Se constituye una agenda de trabajo en pos del desarrollo humano sostenible, fruto de la participación e involucramiento de todos aquellos sectores con presencia y acción internacional. (SANCHEZ – SANTORO, 2020: 3).
A pocos meses de que la pandemia llegara a nuestra región, Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, nos alertaba que a solo 10 años del cumplimiento del plazo establecido para alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de 72 series estadísticas de indicadores monitoreadas para la región, “solo 4 alcanzaron la meta; 15 van en la tendencia correcta; 8 necesitan más intervención de políticas públicas; 13 requieren una fuerte intervención de políticas públicas; 27 están estancadas y 5 en retroceso” (Bárcena, 2020)[3] . A lo cual agregó que la integralidad de la Agenda 2030 está en riesgo por el dispar avance de los ODS en este período. Entonces la llegada de la pandemia no solo ha interrumpido la implementación de los ODS a nivel mundial, sino que también ha neutralizado décadas de progreso en algunos países.
Otro dato que resulta alarmante es que antes de la pandemia en Latinoamérica y el Caribe ya se registraban siete años de crecimiento muy lento con tasas de pobreza y desigualdad en crecimiento.
En septiembre de 2019, cuatro años luego de la aprobación de la Agenda 2030, el Secretario General de Naciones Unidas llamó a todos los sectores de la sociedad para que, en la “década de la acción”, comenzaran a movilizarse en tres niveles: acciones a nivel mundial para garantizar un mayor liderazgo, más recursos y soluciones más inteligentes con respecto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible; acciones a nivel local que incluyan las transiciones necesarias en las políticas, los presupuestos, las instituciones y los marcos reguladores de los gobiernos, las ciudades y las autoridades locales; y acciones por parte de las personas, incluidas la juventud, la sociedad civil, los medios de comunicación, el sector privado, los sindicatos, los círculos académicos y otras partes interesadas, para generar un movimiento imparable que impulse las transformaciones necesarias.
En muchos países de Latinoamérica la implementación de los ODS se encuentra transitando sus primeros pasos. Si bien muchos países como Argentina adhirieron a la Agenda, el hecho de que sean los gobiernos municipales quienes deban implementarla ha hecho el proceso demasiado extenso. Sumado a eso, los municipios que habían comenzado a incorporarlos no tienen claro de qué manera van a realizar la medición, no han definido indicadores y mucho menos de qué manera van a llevar adelante el seguimiento. Ahora, si sumamos la crisis provocada por la COVID-19, no quedan dudas de que el proceso ha quedado paralizado por lo menos desde marzo hasta ahora.
En el plano nacional se viene trabajando desde fines de 2015 por medio del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales (CNCPS) y se han logrado avances. El CNCPS viene brindando apoyo a las provincias y a algunos municipios como también realizando actividades de sensibilización, entre las que destacamos: “No dejar a nadie atrás: Buenas prácticas para la construcción de los ODS desde una perspectiva de Derechos Humanos. De todos modos, el traspaso de “mando” hacia las ciudades venía siendo en cámara lenta antes de la pandemia y queda mucho por hacer.
Tanto Naciones Unidas como expertos en desarrollo sostenible afirman con seguridad que la pandemia de la COVID-19 va a tener un fuerte impacto en la Agenda 2030. Estamos hablando de impactos positivos, en cuanto al cambio climático en sí, como negativos, en lo que respecta principalmente al detrimento de la salud y al incremento de las desigualdades fruto de la desaceleración económica a nivel mundial.
Por su parte, con el fin de apoyar el seguimiento y monitoreo de avances a mediano y largo plazo, la CEPAL puso en funcionamiento el “Observatorio COVID-19”. Fruto de una coordinación entre la comisión regional y el apoyo de los coordinadores residentes de las Naciones Unidas, en el cual se puede tener acceso a información actualizada sobre los anuncios de cada país, sumado a otro material.
En el Informe sobre los ODS 2020, presentado el 7 de julio del corriente año en el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible se presentaron números poco alentadores con respecto al progreso en el cumplimiento de los ODS, como también algunos devastadores impactos de la COVID-19 en algunos objetivos. La crisis económica, sanitaria y social ha dificultado el avance en la implementación de los ODS en cuestión de meses.
De todos modos, aparecen algunos hechos esperanzadores: la reducción del impacto ambiental fruto de la disminución de la actividad económica y el hecho de que los países de Asia oriental y meridional han sido los que más han progresado en la implementación de los ODS en comparación con los demás.
Como situación antagónica, han surgido algunas iniciativas de congelar los compromisos del Acuerdo de París con el fin de reactivar las economías. Frenar las acciones de protección del medioambiente pondría en peligro consensos construidos a lo largo de varias décadas de multilateralismo.
Como bien dijo Liu Zhenmin[4]: “Superar la crisis y recuperar el camino hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible requerirá fortalecer el multilateralismo. La pandemia de COVID-19 ha resaltado cuánta falta hacen el liderazgo, la visión a largo plazo y la colaboración entre todos los gobiernos y otros actores” [5].
Justamente Zhenmin habla de fortalecer el multilateralismo porque en los últimos años se ha dejado de creer que es la solución a los problemas globales. Por lo tanto la crisis generada por la pandemia y la presencia de la COVID-19 se suman a la ya existente crisis del multilateralismo. Así es, de ese mismo multilateralismo nacido en Bretton Woods (1944) que en los últimos años del siglo pasado tuvo su auge de credibilidad y visibilidad. Por aquel entonces supo ganarse la confianza en la idea de la vía multilateral como forma de superar conflictos. Dio origen, entre otros, a organizaciones como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la actual Organización Mundial del Comercio, a las Naciones Unidas.
Al respecto Roberto García Moritán nos dice:
La caída del muro de Berlín como punto de partida de un mundo más estable e inclusivo quedó en un espejismo. Las expectativas de contar con un mecanismo multilateral más cooperativo han quedado sofocadas por políticas de poder. Naciones Unidas y la amplia mayoría de las instituciones del sistema muestran una afectación crónica. Los esfuerzos en temas prioritarios para la supervivencia del planeta, el bienestar de la humanidad y la seguridad colectiva prevista en la Carta de las Naciones Unidas, han quedado postergados por la pugna entre potencias tradicionales y emergentes. La beligerancia arancelaria que transgrede las normativas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), es un ejemplo. La Cumbre del G 20 en Osaka muestra también la falta de voluntad suficiente para administrar los problemas y desafíos globales. (MORITÁN, 2019)[6].
Podemos decir que abunda un pesimismo creciente respecto de las instituciones multilaterales. Entre otras cosas se les reprocha lentitud e incapacidad de ajuste a nuevas realidades. El desgaste que viene sufriendo afecta la solución de problemas urgentes como el cambio climático y, sobre todo, la implementación de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El multilateralismo al no ser un sistema estático va sufriendo transformaciones, las que no se evidencian por medio de un flujo constante de cambios pero sí de reformas escalonadas que se van sucediendo a partir de situaciones nuevas o problemas dentro del sistema internacional.
Estas circunstancias que venimos enumerando destacan el predominio de un unilateralismo o de un multilateralismo selectivo, situación que no hace más que destacar la necesidad de renovar el sistema multilateral. “La forma que adopte el multilateralismo será esencial para encarar y eventualmente resolver los graves problemas que enfrenta el planeta”. (MORITÁN, 2019).
En la XI Cumbre de líderes, en Brasilia (2019), los BRICS se pronunciaron al respecto diciendo: “Es urgente una reforma de todo el sistema multilateral, incluida la ONU, la OMC, el FMI y otras organizaciones internacionales”. A lo que agregaron: “Reafirmamos nuestro compromiso de ayudar a superar los importantes desafíos a los que se enfrenta actualmente el multilateralismo, así como de defender el papel central de la ONU en los asuntos internacionales y de respetar el derecho internacional, incluida la Carta de Naciones Unidas, sus propósitos y principios”.
Por otro lado, también en 2019, Francia y Alemania, reconociendo la crisis, fomentaron la creación de la Alianza para el Multilateralismo[7] , con el fin de actuar en algunos campos específicos: humanitario, confianza y seguridad en el ciberespacio, información y democracia, clima y seguridad, igualdad y sistemas letales de armas autónomas.[8] Con respecto a la pandemia, la Alianza intercedió en favor de la OMS en el debate iniciado por Estados Unidos criticando su gestión. También se pronunció al respecto reconociendo cuan cruciales son las instituciones multilaterales para la salud, la prosperidad y la seguridad colectiva. A su vez, expresó su apoyo a la ONU, al Banco Mundial y a las organizaciones regionales e internacionales comprometidas con la crisis actual.
“El multilateralismo sigue siendo nuestro camino en Europa. Seguiremos siendo jugadores de equipo”, prometió desde la Alianza el canciller alemán Heiko Maas. “El multilateralismo no es un dogma; no es una ideología. Es un método efectivo, y es un método que funciona. Depende de nosotros centrarnos en el multilateralismo basado en la evidencia”, coincidió su par francés, Jean-Yves Le Drian.
A modo de reflexión final es importante destacar que los mismos principios que inspiraron la creación de la Agenda 2030 pueden servir de guía para una reconstrucción post pandemia. De esta manera principios como la inclusión, la equidad y la sostenibilidad deberían ser la base para la recuperación mundial, apoyándonos en las instituciones multilaterales que operan como plataforma para los menos poderosos y así potencializar sus capacidades.
Con respecto al impacto social y económico de la COVID-19, Amina Mohammed dijo: La Agenda 2030 sigue siendo nuestro marco de trabajo para recuperarnos de una forma que acelere el avance en cuanto al cambio climático, pobreza, desigualdad de género, abordando también la desigualdad y la pobreza que han quedado al descubierto o se han exacerbado con la pandemia”, apuntó. Para concluir, remarcó “Ningún país avanzará de verdad si dejamos gente atrás. Para recuperarnos mejor, todos debemos esforzarnos más”.
[1] Fue aprobada mediante una Resolución de la Asamblea General (A/RES/70/1) [2] Los ODM son ocho objetivos y sus correspondientes metas que establecieron los dirigentes del mundo en la Cumbre del Milenio que convocaron las Naciones Unidas en 2000, para que se alcanzaran en 2015: Erradicar la pobreza extrema y el hambre (ODM 1), Lograr la enseñanza primaria universal (ODM 2), Promover la igualdad entre los sexos y el empoderamiento de la mujer (ODM 3), Reducir la mortalidad de los niños (ODM 4), Mejorar la salud materna (ODM 5), Combatir el VIH/SIDA, la malaria y otras enfermedades (ODM 6), Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente (ODM 7), Fomentar una alianza mundial para el desarrollo (ODM 8) – (UNESCO – 2017). [3] Extraído de https://www.cepal.org/es/comunicados/la-agenda-2030-mundo-post-covid-19-exige-mas-cooperacion-integracion-regional-mas [4] Secretario General adjunto de Naciones Unidas, titular del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales. [5] Recuperado de https://www.informaria.com/multilateralismo-clave-para-superar-crisis-economica-causada-por-covid-19/ [6] Recuperado de: https://www.infobae.com/america/opinion/2019/11/11/la-crisis-del-multilateralismo/ [7] La Alianza por el Multilateralismo, lanzada el 2 de abril de 2019 por los ministros de Asuntos Exteriores de Francia y de Alemania, es una alianza informal de países convencidos de que la existencia de un orden multilateral basado en el respeto del derecho internacional es la única garantía fiable para la estabilidad internacional y la paz y de que los desafíos a los que nos enfrentamos no pueden resolverse sino a través de la cooperación. Aspira a sumar aliados de buena voluntad con capacidad para expresarse y actuar. Recuperado de https://www.diplomatie.gouv.fr/es/politica-exterior/francia-en-naciones-unidas/alianza-por-el-multilateralismo/ [8] Recuperado de: https://www.embajadaabierta.org/post/c%C3%B3mo-se-arma-el-multilateralismo-del-siglo-xxi
Bibliografía
Alvárez Arcá, Ignacio (2020). “La pandemia y la crisis del multilateralismo”. En: aquiescencia, blog de derecho internacional. Disponible en:
Comisión Europea (2001) La gobernanza Europea – Un libro blanco /* COM/2001/0428 final */ Diario Oficial n° 287 de 12/10/2001 p. 0001 – 0029. Recuperado de: https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/ALL/?uri=CELEX:52001DC0428
Dianova (2020). “El impacto del COVID en los ODS”. Disponible en:
Francia Diplomática (2020). “Alianza por el Multilateralismo”. Disponible en:
https://www.diplomatie.gouv.fr/es/politica-exterior/francia-en-naciones-unidas/alianza-por-el-multilateralismo/
Naciones Unidas (2015). “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”. Resolución A/RES/70/1. Disponible en: https://undocs.org/es/A/RES/70/1
Naciones Unidas (2020). “Década de acción”. Disponible en:
Pacto Mundial – Red Española (2020). “Los efectos de la COVID-19 en los Objetivos de Desarrollo Sostenible”. Recuperado de:
https://www.pactomundial.org/2020/04/los-efectos-de-la-covid-19-en-los-objetivos-de-desarrollo-sostenible/
Santoro, Vanesa; Sanchez Natalia (2020). “Los desafíos de la implementación de la Agenda 2030 desde la gobernanza multinivel: el caso de Córdoba, Argentina”. (REPIT) – Editorial CEIC. Disponible en:
http://repit.site/ebook/#/lessons/TZHBtPNTP77bTzECKw00aGq_an7UN9QP
UNESCO (2017) – “Qué son los Objetivos de Desarrollo del Milenio” – Recuperado de: http://www.unesco.org/new/es/culture/achieving-the-millennium-development-goals/mdgs/
*Adscripta en Estudios sobre Regionalización e Integración